La realidad entre la teoría académica y la práctica empresarial… al
igual que la mayoría de los estudios universitarios ¡El gran fracaso de la educación!
(Comparta este documento si cree
que tiene alguna razón de importancia entre sus líneas)
El
desarrollo de una sociedad se mide, en buena parte, por sus niveles de investigación, avance tecnológico y capacidad de innovación en reflejo a lo que las sociedades solicitan. En este
sentido, la universidad es un lugar natural para fomentar estos potenciales: un
espacio privilegiado para investigar y comprender mejor qué somos, en qué
universo vivimos, o en qué medida nuestra cultura y educación, nuestro pasado y
presente influyen en nuestro modo de pensar y actuar, mientras el mundo
globalizado exige constantes transformaciones e innovaciones de carácter
tecnológico. La
universidad no es la única, pero debería ser una instancia clave que permita a
sus docentes y alumnos contribuir, a través de la investigación, en el
desarrollo sostenible de la sociedad en la cual está inserta.
Si esto indudablemente es así… Y como ejemplo pondré la traducción
como profesión más que olvidada en este país. ¿Por qué en una sociedad
globalizada donde la exportación y el comercio va unido inseparable a la
traducción, donde el formato cardinal utilizado en este siglo es el audiovisual
principal soporte en la mayaría de las transacciones culturales, publicitarias
e informativas, Colombia y Latinoamérica en su conjunto, sigue sin tener
universidades de traducción audiovisual en medida, número y excelencia? ¡Una en todo el país!
Desgraciadamente esta no es la única profesión que está
abandonada de la mano de los dioses que componen este Olimpo trasnochado del
conocimiento y la investigación en América Latina y en concreto en nuestra Colombia.
Tener un título de Formación Técnico Laboral, un grado
universitario o incluso un master es hoy más que nunca condito sine qua non para acceder a determinados puestos de trabajo. Fundamentalmente a empleos de mejor calidad y que garantizan, al menos de partida, poder emprender una carrera laboral con garantías de progresión y promoción.
Pero que no nos engañen con publicidad nociva de muchas de
nuestras universidades “ello no significa que los conocimientos y habilidades
adquiridas durante ese proceso de formación sean las más
adecuadas a las necesidades actuales y venideras de las empresas” y menos
que se justifique lo que se paga por tener acceso a los estudios en muchos,
mayoría de los casos.
Un ejemplo evidente por lo
claro y palpable de lo mencionado es lo que está sucediendo con la Universidad
de Cundinamarca, pero, aunque hago eco de esta institución en este ente político académico por lo claro de su
realidad sobre lo expuesto, (si alguien lo duda que se moleste en investigar
¡SERIAMENTE!) podríamos decir lo mismo de una gran proporción de instituciones
de prestigio que se están quedando rezagadas ante la realidad que demanda el
crecimiento de Colombia en sí y en el mundo ibero hablante en su conjunto.
De medir este divorcio entre
lo que enseña la universidad y demanda la empresa se ha ocupado el primer
informe del recién creado Observatorio de Innovación en el Empleo (OIE), una
iniciativa que lidera Adecco y a la que acompañan 18 grandes
empresas de los más diversos sectores (Amadeus, BMW, Capgemini,
Coca-Cola, Ernst&Young, Línea Directa, L'Oréal, McDonald's, Sephora, Seur,
Xerox) entre otras. Y las conclusiones, aunque ciertamente previsibles dados
los niveles de desempleo especialmente elevados entre los jóvenes, son poco
alentadoras. Casi la mitad de las empresas -el 47%- cree que hay perfiles
profesionales que demandan y que la formación actual no cubre. Un porcentaje
aún mayor, el 60%, estima que la formación que reciben los estudiantes
es incompleta y en algunos casos muy deficiente y lejana a la realidad de los
mercados.
¿Cuáles son las
Carencias?
El grueso de carencias que encuentran a faltar las empresas y que
son similares entre titulados de Formación Técnico Laboral y universitarios, se
concentran en los perfiles orientados a nuevas tecnologías y nuevas profesiones
tecnológicas o que se deriven directamente de ellas. Las empresas también creen
que escasean los perfiles directivos o de liderazgo, perfiles
comerciales, y con capacidad de adaptación. En este sentido la Universidad
de Cundinamarca basándonos en ya haber sido mencionada como ejemplo en lo expuesto,
(no hay acritud en los comentarios sino mención a la verdad) no tiene entre sus
catedráticos que forman en ciencias empresariales (Administración de Empresas)
más de un par de profesores
que hayan ejercido en el entorno empresarial y en activo en
competencias.
Y yo me pregunto ¿Cómo se
puede enseñar a gestionar y liderar una empresa desde la teoría literaria como único
conocimiento del enseñante especializado?
Sorprendentemente, las habilidades para hablar en público y el
manejo de las relaciones sociales, la gestión del estrés o los perfiles para
empresas internacionales -donde los idiomas cobran especial relevancia-,
son otras de las características que las compañías encuestadas identifican como
escasos en el mercado laboral.
Tampoco la
opinión mejora cuando son los estudiantes preguntados. A la sensación de
incertidumbre, decepción y desconocimiento del grueso de los recién titulados
(universitarios y de FTL) se añade una evidente falta de conocimiento de los
mecanismos de funcionamiento del mundo laboral. Sólo el 28% de los
universitarios (dependiendo de las universidades
en algunos casos mucho menos) declara saber cómo empezar a buscar un empleo
en su profesión; la cifra sube hasta el 39% entre los estudiantes de FTL.
La búsqueda de empleo
Peor aún son las cosas si se examinan las habilidades que serán,
sí o sí, requeridas en la búsqueda de empleo: el 84% de los universitarios y el
86% de los titulados de FTL no saben cómo abordar las habituales dinámicas de
grupo en los procesos de selección. Un 83% de los universitarios no
tiene conocimientos suficientes para redactar una simple carta de presentación y
en algunos casos con faltas de ortografía, que acompañar a un currículum. Y el
80% de ellos tampoco sabe cómo afrontar los test psicotécnicos.
El estudio sí
constata que los titulados de FTL muestran una actitud diferente hacia el mundo
laboral, porque se consideran más orientados hacia las salidas profesionales y
aplicaciones de su formación, aunque consideran que los institutos y
entes oficiales de enseñanza TL deberían facilitar más el contacto con las
herramientas de búsqueda de empleo. Los universitarios, a su vez, tienen
peor imagen de los servicios de orientación para el empleo. Además, un
61% considera que el salto al mundo laboral es demasiado grande -frente
al 42% que así lo cree en FTL- y un 89% de los estudiantes de titulaciones de
Humanidades tienen pocas expectativas de ejercer su profesión.
Por último, del
estudio, en el que han participado un 25% de grandes empresas y un 75%
de pymes, emerge un dato curioso: las demandas del mercado laboral son
excesivamente altas. «Las empresas son conscientes de que a menudo reclaman el candidato
360º, con formación específica, idiomas y manejo de nuevas tecnologías», ¿Pero
¿cómo sino vamos a poder competir en el mundo con conceptos regionales y en
algunos casos locales de necesidades y conocimientos?
Ahí les dejo la reflexión obligada a padres y responsables de la
educación de nuestros hijos y del futuro de nuestro país en el mundo.
- ¿Por esta realidad nos matamos para dar lo mejor de nosotros y
de nuestra débil economía familiar en los estudios de nuestros hijos?
- ¿Quién da la cara ante esta realidad que por otro lado no
hacía falta ningún estudio para percibirla?
- ¿Alguien va a investigar lo declarado y por todos
sabidos en las universidades mencionadas y en las que no?
Artículo 67 de la Constitución
Colombiana. Como padres esperamos
respuestas.