sábado, 1 de septiembre de 2018

El re-aprender a escribir con pluma y papel en el mundo del World Wide Web

El otro día me dio por comprarme un cuaderno y un bolígrafo “para escribir”, no te sorprenda no escribo en papel desde que el celular y el computador se hicieron dueños de mi vida hace ya siglos en el calendario tecnológico. ¡Hace tanto! que dudé realmente que pudiese volver hacerlo. Pero la incertidumbre duro escasos minutos y con un poco de empeño demostré que aquel esfuerzo que pusieron en párvulos (Kinder) Don Juan y Doña Manolita, para que asimilara el cómo trazar correctamente sin faltas de ortografía y delineando las letras con buena caligrafía nuestro español de siempre y de todos, no había sido totalmente en vano. Así que dije manos a la obra y me puse a escribir al estilo de Don Miguel de Cervantes o Cela entre otros pintores de las letras que no le supieron, quisieron o pudieron sacarle interés a esto de la máquina de escribir interactiva, y gracias a las musas Caliope, Clio, Erato y Melpómene, y no sé si incluir por no dejar olvidada, a mi futura asesinada suegra, utilizaron la tinta y el pergamino como soporte de sus mensajes nóveles ahora emails.

La mano, tras horas de práctica, fue conectándose con el cerebro y unas días después, con el asesoramiento de algún que otro tutorial online ahora imprescindible para todo, perseveré hasta que mi ego pudo estar “orgulloso” de alguna de las cosas que había conseguido escribir. Me dije: ¡No se me da mal hacer palitos y círculos que transmitan ideas y sueños!

Pero o triste realidad, el sentido común que aún me queda después de haber visto como el referéndum anti corrupción se cayo ante la pasividad vergonzosa de este sentido pueblo, me hizo caer en cuenta de... que, aun con la ayuda de Wurtemberg, me sería imprescindible hacer uso de las tres W para socializar mis ideas fuera de mi círculo gatuno, mi entorno familiar y de conocidas Señoras con mayúsculas, que hacen de mi sobretiempo el suyo. ¿Mezclarlo va a ser demasiado loco? ¿Quién puede dar a conocer nada actualmente sin el beneplácito de las tres W? Se que es así porque también estoy aprendiendo técnicas para copiar fotografías a mano, pero creo que Photoshop es más práctico.

Debe ser la primera habilidad que re-aprendo fuera del entorno online desde los albores de mis recuerdos académicos. ¿Dónde ha quedado la paciencia? ¿Dónde el placer de ser aprendiz con un guía de carne y hueso que sepa realizar su papel dramático como Aristóteles o Platón? ¿Simplemente quedará limitado a un todo en uno de la formación global online o 365° como se dice ahora?

Y aquí estoy frente a mi casa en el jardín mirando a mis gatos que por cierto me han destrozado los sillones del salón y del despacho, y me he dado cuenta que si así estamos, re-aprendiendo a vivir lo vivido para poder encontrar lo que todos, disfrutar del “Arte de vivir”. Que mejor hacerlo, dando una oportunidad a este meritorio eterno del profesor Enrique Tierno Galván que llevo dentro y mirar las hojas de papel, las teclas del piano o los libros de la Universidad otra vez sin miedo, sin pensar en ese empeño de otros por hacerme entender que soy mayor, que tengo hijos, gatos y mujeres que atender, y aprender a aprender. Aprender a recuperar dentro de una mismo la chispa de la ilusión por vivir como aprendiz del futuro y maestro de lo andado. Y después, comunicarlo con los que tengo la suerte de compartir mi vida, quizá ustedes y por supuesto, con la ayuda de las tres W y asesorado por el apoyo de la sabia y adulta imprenta.

Un día igual hasta me animo y subo lo que escribo o peor, lo que pienso.



Buen comienzo de septiembre para todos. Y esto me recuerda que quedan diez meses exactos para volver a cumplir años, cosas del vivir.

El Profe.
Laurentino Martín Villa

miércoles, 21 de junio de 2017

La realidad entre la teoría académica y la práctica empresarial… al igual que la mayoría de los estudios universitarios ¡El gran fracaso de la educación! (Comparta este documento si cree que tiene alguna razón de importancia entre sus líneas)

El desarrollo de una sociedad se mide, en buena parte, por sus niveles de investigación, avance tecnológico y capacidad de innovación en reflejo a lo que las sociedades solicitan. En este sentido, la universidad es un lugar natural para fomentar estos potenciales: un espacio privilegiado para investigar y comprender mejor qué somos, en qué universo vivimos, o en qué medida nuestra cultura y educación, nuestro pasado y presente influyen en nuestro modo de pensar y actuar, mientras el mundo globalizado exige constantes transformaciones e innovaciones de carácter tecnológico. La universidad no es la única, pero debería ser una instancia clave que permita a sus docentes y alumnos contribuir, a través de la investigación, en el desarrollo sostenible de la sociedad en la cual está inserta.

Si esto indudablemente es así… Y como ejemplo pondré la traducción como profesión más que olvidada en este país. ¿Por qué en una sociedad globalizada donde la exportación y el comercio va unido inseparable a la traducción, donde el formato cardinal utilizado en este siglo es el audiovisual principal soporte en la mayaría de las transacciones culturales, publicitarias e informativas, Colombia y Latinoamérica en su conjunto, sigue sin tener universidades de traducción audiovisual en medida, número y excelencia?  ¡Una en todo el país!

Desgraciadamente esta no es la única profesión que está abandonada de la mano de los dioses que componen este Olimpo trasnochado del conocimiento y la investigación en América Latina y en concreto en nuestra Colombia.


Tener un título de Formación Técnico Laboral, un grado universitario o incluso un master es hoy más que nunca condito sine qua non para acceder a determinados puestos de trabajo. Fundamentalmente a empleos de mejor calidad y que garantizan, al menos de partida, poder emprender una carrera laboral con garantías de progresión y promoción. 

Pero que no nos engañen con publicidad nociva de muchas de nuestras universidades “ello no significa que los conocimientos y habilidades adquiridas durante ese proceso de formación sean las más adecuadas a las necesidades actuales y venideras de las empresas” y menos que se justifique lo que se paga por tener acceso a los estudios en muchos, mayoría de los casos.

Un ejemplo evidente por lo claro y palpable de lo mencionado es lo que está sucediendo con la Universidad de Cundinamarca, pero, aunque hago eco de esta institución en este ente político académico por lo claro de su realidad sobre lo expuesto, (si alguien lo duda que se moleste en investigar ¡SERIAMENTE!) podríamos decir lo mismo de una gran proporción de instituciones de prestigio que se están quedando rezagadas ante la realidad que demanda el crecimiento de Colombia en sí y en el mundo ibero hablante en su conjunto.

De medir este divorcio entre lo que enseña la universidad y demanda la empresa se ha ocupado el primer informe del recién creado Observatorio de Innovación en el Empleo (OIE), una iniciativa que lidera Adecco y a la que acompañan 18 grandes empresas de los más diversos sectores (Amadeus, BMW, Capgemini, Coca-Cola, Ernst&Young, Línea Directa, L'Oréal, McDonald's, Sephora, Seur, Xerox) entre otras. Y las conclusiones, aunque ciertamente previsibles dados los niveles de desempleo especialmente elevados entre los jóvenes, son poco alentadoras. Casi la mitad de las empresas -el 47%- cree que hay perfiles profesionales que demandan y que la formación actual no cubre. Un porcentaje aún mayor, el 60%, estima que la formación que reciben los estudiantes es incompleta y en algunos casos muy deficiente y lejana a la realidad de los mercados.

¿Cuáles son las Carencias?
El grueso de carencias que encuentran a faltar las empresas y que son similares entre titulados de Formación Técnico Laboral y universitarios, se concentran en los perfiles orientados a nuevas tecnologías y nuevas profesiones tecnológicas o que se deriven directamente de ellas. Las empresas también creen que escasean los perfiles directivos o de liderazgo, perfiles comerciales, y con capacidad de adaptación. En este sentido la Universidad de Cundinamarca basándonos en ya haber sido mencionada como ejemplo en lo expuesto, (no hay acritud en los comentarios sino mención a la verdad) no tiene entre sus catedráticos que forman en ciencias empresariales (Administración de Empresas) más de un par de profesores
que hayan ejercido en el entorno empresarial y en activo en competencias.

Y yo me pregunto ¿Cómo se puede enseñar a gestionar y liderar una empresa desde la teoría literaria como único conocimiento del enseñante especializado?

Sorprendentemente, las habilidades para hablar en público y el manejo de las relaciones sociales, la gestión del estrés o los perfiles para empresas internacionales -donde los idiomas cobran especial relevancia-, son otras de las características que las compañías encuestadas identifican como escasos en el mercado laboral.

Tampoco la opinión mejora cuando son los estudiantes preguntados. A la sensación de incertidumbre, decepción y desconocimiento del grueso de los recién titulados (universitarios y de FTL) se añade una evidente falta de conocimiento de los mecanismos de funcionamiento del mundo laboral. Sólo el 28% de los universitarios (dependiendo de las universidades en algunos casos mucho menos) declara saber cómo empezar a buscar un empleo en su profesión; la cifra sube hasta el 39% entre los estudiantes de FTL.

La búsqueda de empleo
Peor aún son las cosas si se examinan las habilidades que serán, sí o sí, requeridas en la búsqueda de empleo: el 84% de los universitarios y el 86% de los titulados de FTL no saben cómo abordar las habituales dinámicas de grupo en los procesos de selección. Un 83% de los universitarios no tiene conocimientos suficientes para redactar una simple carta de presentación y en algunos casos con faltas de ortografía, que acompañar a un currículum. Y el 80% de ellos tampoco sabe cómo afrontar los test psicotécnicos.

El estudio sí constata que los titulados de FTL muestran una actitud diferente hacia el mundo laboral, porque se consideran más orientados hacia las salidas profesionales y aplicaciones de su formación, aunque consideran que los institutos y entes oficiales de enseñanza TL deberían facilitar más el contacto con las herramientas de búsqueda de empleo. Los universitarios, a su vez, tienen peor imagen de los servicios de orientación para el empleo. Además, un 61% considera que el salto al mundo laboral es demasiado grande -frente al 42% que así lo cree en FTL- y un 89% de los estudiantes de titulaciones de Humanidades tienen pocas expectativas de ejercer su profesión.

Por último, del estudio, en el que han participado un 25% de grandes empresas y un 75% de pymes, emerge un dato curioso: las demandas del mercado laboral son excesivamente altas. «Las empresas son conscientes de que a menudo reclaman el candidato 360º, con formación específica, idiomas y manejo de nuevas tecnologías», ¿Pero ¿cómo sino vamos a poder competir en el mundo con conceptos regionales y en algunos casos locales de necesidades y conocimientos?

Ahí les dejo la reflexión obligada a padres y responsables de la educación de nuestros hijos y del futuro de nuestro país en el mundo.


  • ¿Por esta realidad nos matamos para dar lo mejor de nosotros y de nuestra débil economía familiar en los estudios de nuestros hijos?
  • ¿Quién da la cara ante esta realidad que por otro lado no hacía falta ningún estudio para percibirla?
  • ¿Alguien va a investigar lo declarado y por todos sabidos en las universidades mencionadas y en las que no?

Artículo 67 de la Constitución Colombiana. Como padres esperamos respuestas.